En este 2019 que ya se termina se editaron una enorme cantidad de álbumes de todos los estilos: heavy clásico, speed, thrash, power, death, doom y, sobre todo, black metal. Vaya uno a saber si es porque muchas bandas del estilo ponen énfasis en hacer grabaciones caseras o la gran cantidad de proyectos con un solo músico detrás, pero el sonido del metal negro debe ser del que más lanzamientos tiene cada año, incluso de lugares inesperados del planeta.

Con tanta cantidad de discos, es fácil perderse de algunas joyas que terminan tapadas por la atención que reciben discos de bandas más conocidas, así que como regalo de fin de año les traemos seis discos de black metal que, lo más seguro, se perdieron durante este año.

Obsequiae – The Palms of Sorrowed Kings



Siendo un género tan obsesionado con la nostalgia y el secretismo, no es sorpresa que haya muchos artistas en el género que busquen inspiración en tiempos pasados. Y no solamente hablamos de regodearse en la suciedad de las grabaciones amateurs de fines de los ochentas y principios de los noventas, sino en tiempos que podríamos llamar “ancestrales”. Ese es el caso de Obsequiae, esta interesante banda estadounidense que combina un black metal extremadamente melódico con estructuras e instrumentos tomados de la música medieval. The Palms of Sorrowed Kings bien podría considerarse su álbum más refinado hasta el momento, no sólo por tener su mejor producción sonora hasta el momento sino porque la melodía en sus canciones se eleva a niveles de glorias de los noventas como Sacramentum o Dissection. Obviamente no podían faltar los interludios medievales, con instrumentos como el arpa, el dulcimer y el hurdy-gurdy tomando el protagonismo y creando atmósferas de pueblos y monasterios en medio de la Peste Negra. Por lejos una de las propuestas sonoras más interesantes y satisfactorias del año, sin importar el género.

Gruzja – Jeszcze Nie Mamy Na Was Pomysłu



Gruzja es un interesante proyecto polaco que editó no uno, sino dos discos este año. Para esta lista elegimos al segundo Jeszcze Nie Mamy Na Was Pomysłu, aunque su debut no se queda muy atrás. Las canciones de este álbum están divididas en dos mitades estilísticas: por un lado están las canciones que combinan la suciedad y distorsión del black metal con los ritmos del punk, mientras que la otra mitad se mete en las aguas oscuras del post-punk, abandonando cualquier sonido metalero para explotar ideas más experimentales, con momentos que no sonarían fuera de lugar entre las bandas post-punk de los ochentas de su país natal, con Siekiera a la cabeza. Ambas mitades están muy bien hechas, y complacerán a cualquier fan de esos estilos, además de plantar muy buenas ideas a futuro.




Warmoon Lord – Burning Banners of the Funereal War



Con la aparición de tantas bandas de black metal “modernas” en las últimas dos décadas, con grupos como Alcest, Liturgy y Deafheaven a la cabeza, no podían faltar muchos tradicionalistas del género que se preguntaran dónde quedó el sonido clásico del metal negro, aquel de corpsepaint, baja fidelidad de sonido y letras sobre blasfemia y destrucción. Ante esto no hace falta más que revisar dos segundos la tapa y el nombre del debut de Warmoon Lord para darse cuenta de que este sonido sigue vivo en toda su frialdad y podredumbre: este proyecto finlandés liderado por el músico Vechi Vrăjitor (también conocido por su proyecto de música ambiental y dungeon synth Old Sorcery) tributa al sonido más cavernoso del black metal de los noventas, con sus riffs fríos como el hielo, el sonido lejano de las baterías y algunos teclados discretos acá y allá. Nada nuevo (y ese es el punto), pero a diferencia de muchos proyectos similares Warmoon Lord tiene los riffs y las composiciones como para justificarse.

Kūka’ilimoku – Kūka’ilimoku




La estética del black metal es sorpresivamente versátil, al punto tal de poder adaptarse y combinarse con estilos de música regional. Sea que hablemos de Escandinavia, América del Norte, Sudamérica, Asia e incluso África, hay algo en este sonido desarrollado a partir de adolescentes lanzándose a tocar heavy metal con apenas conocimiento de cómo tocar sus instrumentos y mucho menos cómo grabarlos que terminó pegando tanto con nacionalismos y representaciones locales tan variadas. Es justamente en esa tendencia donde entra Kūka’ilimoku, un misterioso proyecto procedente de Hawai’i basado en la mitología e historia hawaiiana y con un particular gusto por el black metal más cercano al punk (o el punk más cercano al black metal), en especial si suena como si lo hubieran grabado en el sótano más profundo y sucio posible, como es el caso de los dos demos que este proyecto editó, no por nada ambos fueron editados en cassette por Knife Vision, uno de los grandes sellos en material de “black punk”. Aunque la temática y estética de las letras se sienten un tanto separadas de cómo suena Kūka’ilimoku, será interesante para todos los fans del black metal más crudo.




Këkht Aräkh – Night & Love



Con un nombre que no me sorprendería que estuviera inspirado en el estilo de los grupos franceses de las Légiones Noires, Këkht Aräkh es un proyecto liderado por un músico ucraniano conocido sólo por el particular nombre de Crying Orc, y que editó su álbum debut este año. Night & Love es un disco que llama la atención ya desde el nombre: no hay muchas bandas de black metal que utilicen palabras como “amor” (aunque sí hay muchas que adoran la noche) en sus títulos, y mucho menos que traten el tema en sus letras, a menos que hablemos de “amar a la Bestia” o “amar la destrucción”. Pero en el caso de Këkht Aräkh esa es justamente la idea: Night & Love es una obra que logra cubrir de melancolía su black metal extremadamente crudo y frío, cuya referencia a primera oída podría llegar a ser comparado con Ildjarn (como con casi todas estas bandas de black metal lo-fi, su sonido retrotrae a lo hecho por Vidar Våer en los noventas), pero con sucesivas escuchas lo que más termina recordando es a Darkthrone, sobre todo en la época de Under A Funeral Moon. Claro está, hasta que aparecen las guitarras acústicas, los sonidos ambientales y los pasajes recitados (casi susurrados diría) en el medio del disco. En muchos otros discos esto sonaría como relleno, pero acá termina de cerrar un concepto interesante (al punto tal de poder aceptarle títulos como "Su Cuerpo Esparcido de Pétalos Negros"), sobre todo cuando uno logra encontrar melodías interesantes entre el ruido de la grabación. Definitivamente se merece una escucha, como una de las sorpresas del año.

Volahn – El Tigre del Sur EP



Este proyecto estadounidense, liderado por un músico del mismo nombre, es uno de los más conocidos de un grupo de bandas de black metal californianas agrupadas bajo el nombre de Black Twilight Circle, muchas de ellas editadas por el sello Crepúsculo Negro. El sonido de Volahn es, generalmente, el típico de muchas otras bandas de esta escena: atmósferico, mal grabado, sucio, misterioso y con varias referencias a la cultura mexicana, chicana y maya. Pero en El Tigre del Sur, Volahn da lugar a una de las combinaciones de estilos más particulares del año: esta canción de 14 minutos se divide en dos mitades, donde una es el sonido tradicional de la banda y la otra una canción acústica de atmósfera de western y letras comprensibles y en español. Combinar black metal con música folclórica no es nada nuevo (ni siquiera en Estados Unidos, con bandas como Panopticon), pero se aprecia lo hecho, más que nada porque uno no no encuentra mucho black metal que haga referencia a Emiliano Zapata. Además, la banda terminó en un compilado de Adult Swim junto a bandas como EyeHateGod y Sunn O))), algo tan extraño que no puedo omitirlo.



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